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12/01/2020

Luis Planas, el discurso de la sostenibilidad en el escenario más volátil

Han sido dieciocho meses de escenario inestable en la política europea y nacional, y en el comercio internacional que Luis Planas -ratificado como ministro de Agricultura- ha transitado desde la premisa del triángulo “jóvenes y mujeres, agua y digitalización” para lograr la triada de la sostenibilidad económica, social y ambiental.

Un año y medio después de que tomara posesión del cargo el 7 de junio de 2018 -cuando aseguraba que el agroalimentario era “su pasión” y su foco la Política Agraria Común (PAC), la agroalimentación y el sector pesquero-, su nueva legislatura le plantea un tablero que no deja de acumular tensiones políticas y nuevos desafíos negociadores en lo económico.

Si la discusión sobre el futuro de la PAC ya se avecinaba compleja por las dudas sobre la disponibilidad financiera por la salida del Reino Unido de la Unión Europea (un agujero de hasta 12.000 millones de euros), el retraso en producirse ésta hasta el 31 de enero próximo aumentó las incertidumbres sobre cómo quedarán las relaciones comerciales bilaterales.

El nuevo ministro de Agricultura, Luis Planas, durante una entrevista con Efe el pasado 23 de mayo, cuando era secretario general del Comité Económico y Social Europeo (CESE), EFE/ Patricia Torres Hermoso.

El comercio internacional -que vive con la mirada puesta en las decisiones arancelarias de Estados Unidos- se ha convertido en un quebradero de cabeza para Planas, que le ha obligado a negociaciones internas, comunitarias y bilaterales.

Defensor del diálogo y el trabajo en las instituciones europeas, ha trasladado su discurso negociador a Bruselas para lograr un frente común en la defensa de un presupuesto suficiente para la agricultura comunitaria, la plasmación del acuerdo con Mercosur o la protección de las producciones de la Unión Europea ante la Organización Mundial del Comercio.

En casa las cosas tampoco han estado fáciles, y sendos periodos “en funciones” tras las dos elecciones generales de 2019 han lastrado los desarrollos normativos y presupuestarios con los que afrontar desafíos estructurales de los sectores productivos y globales de la cadena de valor alimentaria, con los bajos precios en origen como primera causa de disensión.

La naturaleza no ha dado tregua, y los efectos del cambio climático se han puesto sobre la mesa en forma de sequías e inundaciones, fenómenos meteorológicos explosivos o incendios forestales, que han exigido de Planas diálogo y cintura con las comunidades autónomas.

Y si bien llegó a un Gobierno que volvió a dividir el Ministerio y llevó el medioambiente al de Transición Ecológica, Planas ha defendido el papel agrario en la reducción de las emisiones y la protección de los suelos, así como la gestión sostenible de los recursos pesqueros, de los que ya conocemos las cuotas para 2020 con resultados desiguales según especies pero con buen balance general.

En la cartera ha llevado Planas el triángulo jóvenes y mujeres, agua y digitalización como estructura de trabajo para revitalizar un territorio rural que se desangra más rápido cuanto más grave es el abandono de la actividad, la falta de infraestructuras, la dificultad de las explotaciones para ser rentables…

Para ello ha establecido medidas de apoyo a la incorporación de jóvenes, conseguido la visión de género de la PAC lograda por primera vez en Bruselas y planteado la estrategia de digitalización para el rural.

Planas repite en la cartera de Agricultura tras haber sido senador, diputado nacional y del Parlamento Europeo, embajador en Marruecos y en la Unión Europea, y consejero de agricultura de la Junta de Andalucía.

Un perfil europeísta, político y negociador de este licenciado en Derecho e Inspector de Trabajo que continúa en Agricultura en plena negociación del Plan Estratégico de aplicación de la nueva PAC en España, la guerra arancelaria y el sector anunciando movilizaciones en un 2020 volátil



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